Construido
en el año 80 d.C. por Vespasiano (pero terminado por Tito), el Coliseo de Roma
es sin duda el edificio más simbólico de la ciudad, y junto al Vaticano, la
imagen de Roma en el mundo.
Luego
de haber construido el Arco de Tito (en el año 71 en honor a su hijo mayor,
quien destruyó la ciudad de Jerusalén en el año 70), el Templo de la Paz y dos
acueductos, decidió erigir (entre los años 72 a 80), el inmenso anfiteatro, que
no pudo ver concluido ya que falleció en el año 79. Lo terminó su hijo Tito
Flavio, consagrado nuevo Emperador a la muerte de su padre. A fines del año 80
lo inauguró con el nombre de Anfiteatro Flavio (respetando el nombre
tradicional de su familia).
El
Coliseo, oficialmente llamado Anfiteatro Flavio, tiene la forma de una elipse
de 524 metros de perímetro cuya fachada exterior presenta cuatro pisos de
arquerías.
Fue
utilizado durante 500 años, incluso después de la caída del Imperio Romano.
Aunque muchas partes de su estructura están dañadas por la acción del tiempo y
picapedreros en la época medieval, el anfiteatro siempre ha sido visto como un
icono de la Roma Imperial.
Vespasiano
fue uno de los grandes Emperadores romanos que tuvo el mérito de reordenar el
Imperio luego de tanta ignominia ejercida por Nerón, quien se suicidó ante de
ser depuesto por Galba. La sucesión del Imperio originó en aquel entonces
muchos enfrentamientos entre el mismo Galba y los Tribunos Ottone e Vitellio.
Primero fue muerto Galba y luego, al ser asesinado de Vitellio, intervino el
ejército, que nombró emperador a Vespasiano.
¿Por
qué fue construido? Roma siempre quiso y tuvo muchos anfiteatros, como el Circo
Máximo, el Flaminius (cerca de Campo de Marte), el Vaticanus (donde ahora está
el Vaticano), el Romuli (en la via Appia) y numerosos más. También construyó
muchos en otros países del Imperio, recordando, como único ejemplo, el
Anfiteatro Romano en la ciudad de Córdoba, en España, una obra verdaderamente
excepcional.
En todas las grandes civilizaciones, los anfiteatros fueron muy importantes, porque constituían la fuente principal de diversión popular, después del teatro griego y el romano. Sin embargo, los anfiteatros tenían una estructura diferente, preparada para exhibir habilidades y bravuras mediante competiciones llamadas "ludi", en las cuales se desarrollaban numerosos juegos y deportes, como boxeo, carreras pedestres, con caballos, con carros, luchas greco-romanas, etcétera, llegando también a luchas sangrientas, ya iniciadas formalmente en siglos anteriores. Estos combates se realizaban entre adversarios elegidos (luego llamados gladiadores), que luchaban entre ellos o contra animales feroces.
En
la época imperial de Roma, se necesitaba un anfiteatro diferente, que tuviese
la posibilidad de ofrecer espectáculos violentos, con derramamiento de sangre,
pero con una presentación que transmitiese emoción, que permitiese armar,
desarmar y cambiar grandes y fantasiosos escenarios, alojar animales feroces y
al personal que los cuidara ("bestiari"), a los gladiadores
combatientes (a veces había más de un centenar de ellos en un solo día),
adoptar nuevos y originales sistemas para la diversión y el asombro, como
montacargas para subir las fieras en el medio de la arena con cierre automático
de las aperturas, planos suavemente inclinados y transportables, para unir los
subterráneos con la arena en lugares alternativos, etc.
La
construcción del Anfiteatro tiene forma elíptica y mide 188 por 156 metros, con
una superficie total que cubre 19.000 metros cuadrados, mientas la
circunferencia es de 550 metros y la altura de 50 metros). El anfiteatro podía
alojar a más de 50.000 espectadores, bien distribuidos de acuerdo a su clase
social ("cavea"). Las clases privilegiadas ocupaban el primer piso y,
siguiendo el orden jerárquico, la "plebe" se sentaba en el último.
Las numerosas escaleras y galerías permitían una rápida salida del Anfiteatro.
El Emperador, con su corte, tenía un sitio de privilegio (cubiculum) todo de
mármol, a poco más de tres metros de altura sobre la misma arena y al centro de
una de las curvas mayores. En frente, en el lado opuesto de la arena y sobre la
otra curva mayor, estaban los altos dignatarios del Imperio. El Emperador tenía
un pasillo privado para la entrada y disponía también de un pasaje para acceder
a los subterráneos. Éstos eran amplísimos, formados por pasillos, celdas,
grandes espacios para depósitos de infraestructuras, lugar para las fieras,
alojamiento para el personal de servicio, prisioneros, gladiadores, guardias,
etcétera. El conjunto debía haber sido verdaderamente impresionante.
En
la edad media el edificio quedó en ruinas y sirvió de cantera para la
construcción de otros edificios. Con el renacimiento se empezó a revalorizar
artísticamente, siendo fuente de inspiración de muchos artistas.
Fue
utilizado durante 500 años, incluso después de la caída del Imperio Romano.
Aunque muchas partes de su estructura están dañadas por la acción del tiempo y
picapedreros en la época medieval, el anfiteatro siempre ha sido visto como un
icono de la Roma Imperial.
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